críticas.
Estoy orgullosa de tener en la galería algunas obras de Mirtha y de compartir su particular universo.
Ella se dedica a su arte desde muy joven con entrega constante, esa que requiere esfuerzo y renuncia a la comodidad.
Con sus obras puede decir sin hablar, transgredir sin temer, emocionar y estremecer, siempre desde la esperanza que vive en su alma y corazón. Ética y estética son parte de su personalidad, un espíritu sutil que busca la elevación permanente.
A través de sus pinturas con un uso sublime del color, consigue definir no sólo espacios físicos sino atmósferas, donde se pueden descubrir ecos de vivencias al mirarlas.
Dialogar con sus obras es remontarse al lugar donde queremos ir, sentir la frescura del viento y evocar los recuerdos que atesoramos, gestos captados en instantes precisos, actitudes sutiles, detalles inesperados que nos toca advertir y desentrañar.
Su amor por la naturaleza y la humanidad en sus mas íntimas expresiones, están presentes en sus lienzos y nos convoca a protegerla en tiempos de lucha por preservarla de su destrucción.
La obra nace del artista y revive cuando el espectador participa del encuentro. Así son los cuadros de Mirtha que rompen los límites de la figura, nos interpelan, nos llevan a pensar y a sentir.
Cuando lo que se mira con los ojos nos conmueve el alma y nos obliga a reflexionar, el arte ilumina, expande recuerdos y convoca a mantener sueños por el porvenir.
Liliana Rodriguez
Galeria Liliana Rodriguez,
Buenos Aires, Argentina,
Marzo 2021
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Mirtha Otaño tiene un inconfundible estilo propio, su obra es seria, profunda, misteriosa y envía mensajes como si fuesen poemas.
Cada obra puede leerse y el espectador tiene que sentirse atraído.
No es una pintora. Es una Artista, porque es una verdadera creadora.
(El pintor, pinta. El artista, crea).
Dr. Raul M. Oyuela
A.FIAP, Director Museum of the Americas.
Octubre, 2020.
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Paisajes de su ciudad natal, Neuquén, inmensos, eternos, sobre los que representa su comprometida mirada sobre la experiencia real del hombre.
Con personajes desproporcionados, geometrizados, anónimos, sin rostro.
Un expresionismo que se descubre en gestos mínimos en actitudes casi imperceptibles: un pie, la cabeza gacha, los hombros vencidos.
Su pintura se enmarca en los movimientos surrealistas físicos, pero de un modo personal. una geometría precisa y ordenada pero que paradójicamente no sugieren orden.
La apariencia, aunque real, propone mundos netamente imaginarios, sus escenas están plasmadas en un tiempo sin tiempo y en un espacio onírico.
El carácter íntimo e introspectivo de calma y quietud demanda una contemplación serena. Los tonos, generalmente desaturados, provocan una inmersión en un abismo existencial.
En los cielos sugerentes, cálidos y aterradores, se vislumbra una sensación extraña: preanuncian el advenimiento de algo impredecible.
Todo en su obra apunta al oxímoron: la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, la naturaleza y lo construido, la quietud y el andar que jamás se perciben como opuestos. Introducirse en el mundo íntimo de seres vivos, tantos mundos teleológicos y un destino inevitable.
Adriana Budich
Galería Adriana Budich Arte Contemporáneo
Agosto, 2019
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La obra de Mirtha Otaño tiene una reminiscencia entre metafísica y onírica.
Sus paisajes despojados e hipnotizantes nos remiten a un mundo fantástico habitado con personajes de piernas largas.
Ella no necesita la estridencia ni lo disruptivo, lo suyo es un devenir armónico construido con obras que conmueven y movilizan. Siempre apunta a lo humano, aún cuando pinta un paisaje.
Sus temas expresan la ira, el amor y el desapego, a los que mágicamente suma la alegría, el orgullo, el temor y la explotación, manifestaciones, todas ellas, siempre insertas en su propio devenir universal.
Ha trabajado distintas técnicas de las artes visuales y realizado instalaciones. A su mundo pictórico suma su ser ingeniera y pianista. “Mi mayor crecimiento -nos dice- viene de la mano de Mireya Baglietto quien me guió con un alto nivel de exigencia”.
Baglietto dijo alguna vez sobre su obra “Mirtha Otaño hace algún tiempo (…) puso los motores a fondo y comenzó a navegar por la pintura con dedicación y casi vehemencia.
Mirtha es ingeniera y de allí conserva el orden sistémico que aporta al desarrollo de su proceso, al mismo tiempo es creativa y jugada, interesante integración de valores que dan como resultado el surgimiento de extraños personajes, seres que ella estira, estira y estira a la medida de una perspectiva inusitada, ideario que acomoda a una temática recurrente balanceada entre los espacios de su Patagonia natal y los acontecimientos que hoy todos conocemos.
Sus obras inquietan y ya de por sí esto es bueno, porque si algo debe transmitir un artista es inquietud, movilidad y riesgo. El arte es proceso, un proceso que surge de su tiempo y este tiempo, nuestro tiempo, requiere de nuestras inquietudes, movilidades y riesgos.
Susana Araujo
Directora Revista "Qué Hacemos".
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Las formas y perspectivas presentes en la obra figurativa de la artista argentina Mirtha Otaño remiten a un universo imaginario.
Sin embargo, los personajes tienen sombras, interactúan con objetos y se mueven por paisajes naturales y urbanos, lo que confirma la proximidad de las pinturas con referencias del mundo real.
Mirtha acerca su arte al surrealismo haciendo uso de combinaciones arbitrarias que alteran las normas clásicas de las representaciones visuales.
En sus intervenciones tridimensionales, la figura humana representa un mensaje cifrado, un mecanismo secreto que se mueve hacia lo desconocido. Mirtha Otano vive y trabaja en Argentina.
José Roberto Moreira
Curador y Galerista (Galería Colorida).
Lisboa, Julio 2018.
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La obra de Mirtha Otaño juega siempre con lo onírico. Es más, tanto sus personajes como sus paisajes tienen un toque de cuento fantástico, de historia irreal, del más allá. Los colores son suaves y muy bien combinados y las formas tienden a alargarse y a terminar en puntas.
Trabaja en gran tamaño porque parece que necesita el espacio para expresarse, para dar rienda suelta a esa imaginación que bulle por dentro.
Parece que siempre quiere decir algo más, que la función continuará, que hay que esperar el próximo capítulo.
Es decir, el espectador siempre se queda pensando en qué vendrá.
Y ella siempre está dispuesta a hurgar un poco más profundo.
Susana Araujo
Directora Revista "Qué Hacemos".
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Mirtha Otaño nació en Neuquén, en la Patagonia Argentina. Desde muy chica mostró una gran habilidad para internarse en distintos temas. Y recorrió caminos paralelos. A los nueve años comenzó sus estudios de piano, y a los 17 se recibió de profesora de música. También se interesó por las prácticas deportivas.
Ya mayor, ingresó a la facultad de Ingeniería dando comienzo a una carrera Universitaria que le procuró grandes satisfacciones. A los 23 años ya se recibía de Ingeniera Industria or. Elctrotécnica, cursando un magister en Gestión Ambiental del Desarrollo Humano.
Pero las artes plásticas también reclamaron su lugar y estudió dibujo, pintura, cerámica, arte digital y encontró en ese recorrido en el taller de la artista y profesora Carmen Oliveto el ámbito adecuado para desarrollar sus necesidades de expresión.
Su desarrollo artístico tiene un impulso definitivo cuando repara en su obra la artista Mireya Baglieto, quien descubre su potencial y el tratamiento particularísimo de los espacios y perspectivas, alentándola y acompañándola permanentemente en el camino del arte, expresándose públicamente sobre su obra.
Realizó su primera exposición fuera de su provincia en el espacio cultural de Neuquén en Buenos Aires, seguida por muestras en distintas galerías, recibiendo una mención especial al celebrarse el 44° aniversario de la Galería Braque, que acompañó diversos tramos de su carrera.
Las Obras de Mirtha Otaño muestran un especial tratamiento de la figura, con planos que la acercan al cubismo, más el armonioso contraste entre tonos cálidos y fríos subraya la singular estética de una artista de cuya destacada trayectoria podemos esperar nuevos logros.
Una mente casi leordanesca, que le permitió transitar con idéntica comodidad tanto en el arte como en la ciencia, hace de ella una artista integral que alterna el figurativismo con otras imágenes abstractas que parecen cristalizarse en el espacio, en una alternancia de líneas rectas y curvas que acentúan las particulares características de una obra signada por el dramatismo en cuadros cargados de un especial clima de soledad y tristeza; también de una inocultable melancolía que quizás sea la síntesis de la permanente búsqueda de la artista.
Diana Castelar / Bs. As. 2005
Crítica de arte del Diario Clarín, Buenos Aires.
Premio Jorge Libendinsky a la Difusión de la Actividad Plástica.